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"Vender a tus ganadores y mantener a tus perdedores es como cortar las flores y regar las malas hierbas". Cuando el afamado inversor y gestor estadounidense Peter Lynch escribió estas palabras sintetizó la psicología por la que se rige el inversor común, a quien muchas veces parece quemarle el dinero en las manos, pero tiene, en cambio, una capacidad estoica de soportar las pérdidas. Es un error tan común que el mismísimo Oráculo de Omaha, Warren Buffet, quiso parafrasear a Lynch en una de sus célebres cartas anuales a los accionistas de Berkshire Hathaway, para recordarles en qué consiste la filosofía del buen inversor, incluso en crisis como la actual, que no hay que perder la perspectiva de que no es la primera ni será tampoco la última.