Premier | en profundidad
30/05/2018, 15:23
Wed, 30 May 2018 15:23:59 +0200
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La llegada de Unai Emery al Arsenal no fue la única noticia anunciada por el equipo londinense la pasada semana. La entidad, después de su cambio en los banquillos, informaba de una nueva publicidad en su camiseta, la de Visit Rwanda, marca turística de Ruanda. Un acuerdo que muestra en la manga de los gunners a un país que se debate entre el boom económico y el deterioro creciente de su salud democrática.El asunto tiene su vertiente espinosa: al fin y al cabo, el Arsenal va a lucir en su zamarra, además de promocionar su turismo, a un país gobernado por Paul Kagame tras el genocidio de 1994 y cuestionado por las ONG's por la progresivas señales que incitan a pensar rasgos más propios de una dictadura que de un régimen parlamentario. Horas después de la oficialización del acuerdo, la antigua cabecera de The Guardian en Sudáfrica, Mail and Guardian, lo expresaba en su web. Como en su momento pasó con los patrocinios de Fly Emirates y Qatar Airways a equipos tan poderosos como Real Madrid y Barcelona, un debate sale a la superficie: ¿es ético asociarse con países a los que se atribuye violaciones a los derechos humanos? Es más, ¿por qué estos equipos traspasan lo que se considera una barrera teóricamente infranqueable?